—
Muy bien, ya estamos aquí. ¿Y ahora qué?
—
¿No quieres algo de aire fresco? Lo necesito.
—
¿Aire fresco Sargento? ¿Es que se volvió loca? ¿Qué no ve todo ese humo negro vomitado
a la atmósfera estúpidamente?
—
No te quejes. Es lo que hay... Y a nadie le importa.
Los
dos Icarus Maximal descienden lenta y silenciosamente, para posarse junto a un
camino descuidado y mal pavimentado, por el cual circulan algunos vehículos y
tractocamiones cargados con esquistos, para ser llevados a la gran instalación
de hornos que se ve en la lejanía. Con sólo una chimenea de cuatro emitiendo
humo, parece que trabaja a reducida capacidad, seguramente por la falta de personal
provocada por el miedo de los últimos ataques, haciendo que muchos regresaran a
la Tierra.
Sobre
las líneas de alta tensión, algunas aves se posan para mirar con curiosidad a
las dos chicas que con sus uniformes ajustados, se encuentran sentadas a la
orilla del camino. Del otro lado, entre la basura, un perro vagabundo,
seguramente olvidado por su dueño y dejado a su suerte, cruza con melancolía el
campo de fútbol destinado a los trabajadores del complejo, para seguir buscando
alimento.
—
No sé que hacemos aquí, estamos perdiendo el tiempo.
—
Phoebe, ¿puedo preguntarte algo?
—
Sí, claro.
—
¿Porqué siempre me has hablado de usted, si nos conocemos desde Dalarna? Hicimos el entrenamiento juntas y desde entonces, has
estado conmigo. Fuiste mi compañera de habitación en aquella ocasión; y ahora
también, en este planeta. Eres la única
persona que sabe todo sobre mí. Además, yo soy casi cinco años menor que tú.
Phoebe
sonríe tímidamente, con desconcierto y admiración. Se acerca poco a poco a
Jozy, para tomarla de las manos y cariñosamente, mirarla fijamente a los ojos.
—
Porque nunca antes había descubierto a alguien así...
—
¿Pese a que piensas que estoy encaprichada con Lennox?
Phoebe
se acerca más, para robar con ilusión, un poco del aliento de Jozy.
—
Lennox no me importa... Estoy segura que pronto te darás cuenta de que tienes
al verdadero amor enfrente de ti, sólo que ahora, simplemente no lo ves...
De
reojo, Jozy observa a un objeto plateado, metálico, en forma de disco que
sobrevuela de manera amenazante la instalación de los hornos. Sorprendida, empuja
a Phoebe para levantarse y correr hacia su Icarus.
—
¡¿Pero qué diablos haces?!
—
Voy a derribarlo.
—
¡No! ¡Detente por favor!
El
Icarus de Jozy despega activando el modo de persecución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario