Kya entrega la mochila con el dinero
a Lennox. Se desprende de su túnica mostrando el ajustado overol de piloto con
las insignias y escudos del Gobierno Unido de la Tierra. Se le acerca un poco
para decirle algo al oído.
— No le quites la mirada al viejo.
Kya empieza a trepar hábilmente por
las columnas del altar, para ponerse sobre la losa y colocarse frente a la
pantera. De la muñequera que lleva puesta saca un dispositivo circular que
instala exactamente a la altura del medallón. Al apretar un botón, se activa
encajando unas patas metálicas en el bloque de hielo y dispara un rayo láser
que empieza a perforarlo.
Lennox se distrae por el canto del
canario y se acerca a la jaula para escucharlo de cerca. En ese momento, sin
darse cuenta y por detrás, recibe un fuerte golpe en la nuca con la cacha de la
pistola que el viejo había mantenido oculta, para caer desvanecido.
— ¡Muy bien preciosa! ¡No te muevas!
Kya, sobre el altar y de espaldas al
viejo, se queda inmóvil.
— ¡Así me gusta! ¡Levanta las manos!
¿Qué hago? ¡Maldita sea, apúrate
aparato inútil!
— ¡Ya tiene el dinero! ¡¿Quiere el
medallón?!
— ¡El medallón no me importa! ¡Quiero
el dinero que tu padre pagará por ti!
El dispositivo esta a centímetros de
liberar al medallón de su prisión de hielo.
— ¡Mi padre no le dará ni un centavo
por mí!
El último hielo que cubre al medallón
se está derritiendo.
— ¡Eso está por verse!
— ¡Nunca!
Con un movimiento rápido, Kya retira
al dispositivo e introduce de golpe el brazo al orificio en el hielo. Con su
mano, logra atrapar por completo al medallón, cerrando el puño. El viejo
dispara sin dudar su arma.
¿Pero, qué es esto?
¿Dónde estoy?
Este lugar...
¡He sido transportada!
¡La leyenda es cierta!
Un ser humanoide con apariencia
felina, de cuerpo alto, fornido, pelambre blanco, facciones masculinas y brutal
fuerza reflejada en sus desarrollados músculos, aparece frente a ella, rodeado
por un halo dorado. Kya le habla tímidamente.
— ¿Eres tú, el ermitaño? ¿El guardián
de este planeta? ¿El protector de Stern?
Con voz profunda, le responde.
— Sí. Soy quien ha cuidado este
templo y planeta desde el origen del tiempo —, bajando la cabeza, con
resignación —, hasta que fui capturado por ellos.
— El medallón...
— Ahora es tuyo. Me has liberado de
la prisión de hielo —. El ser se arrodilla y hace una reverencia—. Estoy a tus
órdenes, Maat.
— ¡Te equivocas! Yo no soy...
El ser se percata de algo. Echa a
correr, brincando intempestivamente sobre ella.
— ¡Cuidado!
Kya se voltea con un giro rápido.
Extiende el brazo y abre la mano. Sin saber cómo, la bala que iba directo a su
cabeza se detiene y queda suspendida en el aire, a la mitad del templo. El
viejo no da crédito a lo que ve.
— ¡¿Qué diablos?!
Los ojos de Kya brillan intensamente.
Ahora ella es rodeada por el halo dorado. Con su brazo todavía extendido, desde
el altar, lo dirige hacia donde esta el viejo.
— ¡Estúpido!
2 comentarios:
Hola Noé, muchas felicidades por el sitio. Verás que lo visitan mucho.
Gracias Adriana! Solamente quiero poner un poco de orden en mis textos, jeje!
:)
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