— ¿Lennox? ¡Despierta por favor!
Tumbado en el césped, junto a la
nave, Lennox poco a poco recupera el conocimiento.
— ¿Qué fue lo que paso? —, responde
aturdido llevándose una mano a la cabeza y mirando a su alrededor.
— Tranquilo, ya te contaré.
— ¡¿Pero cómo es que estamos acá?!
— Digamos que, me ayudo un nuevo
amigo — confiesa, ruborizándose un poco.
— ¿El medallón?
Kya se abre el cuello del overol,
mostrándole a Lennox que se lo ha colgado.
— Vaya... ¿Y el alpinista?
Kya detiene las preguntas de Lennox,
entregándole algo.
— Toma, es para ti. Y mira que está
contento.
Es la jaula mal hecha de bambú, con
el canario que canta alegremente, generando sonrisas.
— ¿Nos vamos?
El Icarus Maximal despega en medio de
la noche, remontando el cielo con dos lunas de Stern, no sin antes bombardear
la red de cavernas y túneles, cerciorándose de que el templo, también haya sido
destruido. Kya se lleva las manos al pecho, tomando el medallón que empieza a
brillar.
Guardián, puedes estar tranquilo. Ya
eres libre. Gracias por salvarme.
— ¿Lennox?
— ¿Sí?
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