domingo, 25 de julio de 2010

Bajo los tilos


De todas las ciudades del mundo, estás en una realmente especial. ¿La razón? Berlín es una ciudad de fuertes contrastes históricos. Cada paso que uno da aquí, está lleno de historia. Desde tiempos medievales hasta hechos que han marcado al mundo contemporáneo por completo. Además, Berlín tiene una riqueza enorme: Su multiculturalidad. No hay ciudad en toda Europa donde vivan tantas personas de países tan lejanos, distantes y diferentes que, como habitantes de esta ciudad, conviven día a día haciendo de este lugar algo suyo, algo nuestro.

Podría atreverme a decir que Berlín no es una ciudad "bonita". Me refiero a que Berlín no es como París, Viena o Praga donde la arquitectura antigua o el rococó hacen su presencia permanente y homogénea. Arquitectónicamente, Berlín no es una ciudad consolidada, ya que no tiene un centro o punto de fundación donde la ciudad esté construida alrededor de ese lugar, como lo podría ser alguna catedral, estación de trenes o plaza. Berlín más que nada, es el conjunto de muchos pueblitos que se unieron y hay muchos pequeños centros. Cada barrio es diferente en su estilo, gente, tradiciones y costumbres. Berlín está lleno de graffiti y es una ciudad pequeña, de 3,5 millones de habitantes.

Berlín en tiempos del Tercer Reich. Berlín capitulada y de la invasión Soviética. Berlín dividida por un muro que representaba una de las más grandes estupideces humanas que han existido. Todo concepto que tengas sobre la Segunda Guerra Mundial, será nada comparado con lo que verás aquí. Berlín de la Guerra Fría, las familias divididas, el yugo de Stalin sobre la ciudad. ¿Sabes? Confieso que aún me falta mucho para poder comprender en su totalidad todo lo que ha sucedido aquí, las historias de la gente, los hechos, lo que sintieron.

Berlín de la unificación. Berlín de la caída del muro, y lo que representa. Berlín de la reconstrucción, del milagro alemán, de ser potencia mundial otra vez. Berlín levantado de las cenizas pero que siempre, en cada esquina, encontrarás una cicatriz que te hará recordar todo lo que te he dicho hasta ahora.

Podría hablarte de Berlín horas. Tal vez días completos. Pero, ya hubo alguien que ha dicho lo que trato de expresarte ahora y no pudo haberlo hecho mejor. Así, prefiero citarte sus palabras, que pronunció en un discurso el 26 de junio de 1963:

All free men, wherever they may live, are citizens of Berlin, and, therefore, as a free man, I take pride in the words "Ich bin ein Berliner".

Ha sido una agradable caminata bajo los tilos. Ya llegamos. ¿Quieres que te tome una foto? Con gusto, no puede faltar la Puerta de Brandenburgo.

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